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Antes de dar el paso

19/04/2010

Antes de dar el paso
Ponerse de acuerdo sobre objetivos financieros comunes

Una pareja formada por dos personas de distintos gustos, religiones o ideas políticas puede ser feliz. Los opuestos se atraen. Pero conviene ser conscientes de estas diferencias antes de comprometerse, para dar el gran paso con conocimiento de causa. De la misma forma, es necesario conocer las actitudes de su pareja en cuestiones de dinero y sus objetivos a corto, medio y largo plazo.

No tienen necesariamente que coincidir todas sus filosofías económicas, pero si se descubre más adelante que uno de los miembros de la pareja desea comprar una casa y formar familia cuanto antes, mientras que el sueño del otro es ahorrar para poder dar la vuelta al mundo, alguien se va a llevar un disgusto. Las cosas serán más fáciles si se decide, como pareja, qué prioridad van a tener ciertos objetivos comunes, como los que se listan a continuación, y se llega a un acuerdo sobre cómo planificar el ahorro e inversión para conseguirlos.

  • La adquisición o rehabilitación de una vivienda
  • El fondo de emergencia
  • La compra de coche
  • Tener familia
  • Empezar un negocio
  • Volver a los estudios o continuarlos
  • La jubilación
  • El cuidado de parientes mayores

Esto es especialmente importante para aquellas personas que llevan tiempo trabajando y administrando sus finanzas de forma independiente antes de iniciar una vida en común. Les puede costar más adaptarse a la idea de sacrificar objetivos personales por objetivos comunes.

Establecer y priorizar en pareja los objetivos financieros les dará una visión del estilo de vida que van a llevar. Dentro de lo posible, procuren cuantificar cada objetivo. Por ejemplo, si quieren comprar una casa dentro de cinco años, calculen cuánto habrá que ahorrar cada mes para pagar la entrada y decidan dónde se va a depositar ese dinero.

Financiar la boda

Si deciden casarse, uno de los primeros ejercicios económicos que afrontará la pareja es la propia boda: cuánto y cómo se pagará la celebración.

Seguro que oyen frases como: “Es el día más importante de tu vida…”, “Sólo te casas una vez…”,  etc., etc.

La presión de la familia, los amigos, las revistas y las películas a veces convierten lo que tendría que ser una ocasión feliz en una pesadilla económica. Los trajes, las flores, la música, la tarta, las fotos, el vídeo, el coche, el banquete, el viaje de novios… los gastos pueden subir mucho más de lo se puede imaginar y el coste final del enlace casi siempre supera las expectativas. Existe toda una industria dedicada a convencer a las parejas de que gasten más allá de sus posibilidades para que “todo sea perfecto”. En España, una boda cuesta, como media, entre los 10.000 y los 40.000 euros. Casi nada.

Muchas entidades de crédito ofrecen préstamos específicos para financiar los costes del enlace y la luna de miel, con condiciones especiales si tienen la nómina domiciliada, hipoteca u otros productos financieros. Pero aunque se presenten con un atractivo nombre comercial no dejan de ser préstamos personales, con los intereses que ya conoce y con las comisiones y gastos normales de este tipo de productos. Estos préstamos normalmente financian hasta 18.000 € con plazos de amortización entre cinco y ocho años.

También hay mucha oferta de “créditos rápidos” que permiten disponer de dinero de forma inmediata sin muchos trámites. Estos créditos tienen un tipo de interés más alto (a veces mucho más) que los préstamos personales. Lea siempre detenidamente las condiciones de los préstamos disponibles en el mercado y compare sus TAE para un mismo plazo de amortización.

Hay que subrayar que, desde el punto de vista financiero, no es recomendable acudir a un préstamo para sufragar una boda.

 Hay que hacer bien las cuentas, saber cuánto representará la cuota para devolver el dinero prestado y consultar el presupuesto. ¿Cuánto tendrán que apretarse el cinturón para poder asumir un gasto fijo adicional de 200 ó 300 € al mes durante cinco o seis años? Muchas parejas ni siquiera duran ese tiempo. ¿No estaría ese dinero mejor empleado pagando la hipoteca, constituyendo un sólido fondo de emergencia o invertido y generando intereses a su favor?

Por la misma razón, procuren no utilizar las tarjetas de crédito para pagar la ceremonia, a no ser que a final de mes liquiden la deuda. Si no lo hicieran así, los altos intereses la engordarán rápidamente y podrían tardar años en pagar su enlace.

Determinen juntos sus prioridades. ¿Van a disfrutar más invitando a gente que apenas conocen o pasando el día con los amigos y familiares que más quieren? ¿Hace falta absolutamente un banquete de cinco platos o podría ser más original y divertido un simple picoteo? Normalmente los costes de una boda en el otoño e invierno son inferiores a las de primavera y verano. Aproveche las consultas y consejos en Internet para encontrar ideas de ahorro y para comparar precios de proveedores.

Ahorrar para la boda será un objetivo a corto o medio plazo y evitará comenzar la vida en pareja con un exceso de endeudamiento.

 

Se puede tener una boda inolvidable sin arruinarse. Pero hace falta ahorrar antes del gran día para poder pagar todo lo posible sin recurrir a financiación ajena (¡será un objetivo a corto o medio plazo!). Luego es cuestión de planear, presupuestar y fijarse un límite, comparar precios y ejercer autocontrol.

Aunque sea una ocasión única, recuerden que lo importante del día es casarse, no la parafernalia de alrededor. Su matrimonio no será más feliz y más duradero por llevar un vestido más caro o invitar a más gente a cenar. Incluso puede ser todo lo contrario: empezar un matrimonio con un exceso de endeudamiento significa añadir sacrificios, problemas y estrés a la nueva vida en común.

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